Sunday, May 06, 2007

GENIALIDAD Y LOCURA

Un hombre joven subió por la puerta trasera del bus, con un armazón y un órgano a cuestas. Se sentó a unos centímetros más adelante de mí, abrió la base del órgano y se preparó a tocar. Tocó con una pasión, ganas, pericia y determinación tal, que hizo que se me vinieran a la cabeza esos locos músicos geniales que dejan embobado a cualquiera con la maestría con que hacen lo que gustan, lo que no podría hacer cualquiera y que sólo ellos pueden lograr cuando se encuentra aquello en que eres el mejor. Me sentí afortunada de poder presenciar su talento, sobre todo en un momento que no lo esperé y así medio desinteresado y gratuitamente. Pero, también, percibí su talento en un lugar equivocado, un talento que se estaba perdiendo, un talento desaprovechado. Un talento que no tuvo la oportunidad de mostrarse. O quizá un talento a la espera... y postergado involuntariamente. Sentí cierta impotencia y luego que terminó de tocar, sólo me quedó darle algo a cambio y unas pocas palabras que agradeció. Se bajó del bus y todo volvió a estar en silencio. Quedó ese gusto a poco, esa sensación de que ese talento debía ser mostrado masivamente, debía de ser reconocido y recompensado, pero que contrastaba con que definitivamente no estaba siendo así.

¿Un loco genial o un genial loco?
¿La genialidad llevada a su punto máximo, a su vez, desemboca en la locura? ¿O ciertos rasgos de locura desarrollan una genialidad ilimitada...?