Sunday, November 25, 2007

¿BUKOWSKI HABRÍA ANDADO EN TRANSANTIAGO?


"La Senda del Perdedor", del escritor estadounidense Charles Bukowski, (1920-1994) cristaliza la vida de un hombre, Henri Chinaski, de origen alemán, que desde pequeño ha estado marcada por el infortunio. El protagonista de la historia cuenta increíblemente, paso a paso, cómo ha sido estigmatizado por el desatino de sus padres; la violencia del padre y la falta de protección maternal, han hecho de Henri, desde un principio, un niño de difícil sonrisa, incluso hasta la adultez. El garrafal error de sus padres de no valorarlo como hijo y despreciar cada acción que hacía, hizo catapultar la visión de un futuro esperanzador para Henri. Los preceptos y la formación errónea de sus padres hicieron que Henri guardara todo para sí, es decir, a ser una persona introvertida, falta de cariño y, además, poco sociable. Vivía rodeado de niños en su barrio, pero a su padre no le gustaba que se juntara con ellos, lo que obligó a Henri a ser un silencioso observador de su alrededor.

La frase: “Todo un país maldito repleto de gilipollas conduciendo automóviles, comiendo, pariendo niños, haciéndolo todo de la peor manera posible, como votar por el candidato presidencial que les recordaba a ellos mismos”, me hizo trasladar la historia de Henri al terreno del sistema de transporte: Transantiago. Homologué lo que le pasaba a Henri con el sentir de los ciudadanos, “de a pie”, de nuestro gran Santiago y también, por qué no, de Chile… como el “jaguar de Latinoamérica”. Y es que percibí a Chile como un país estigmatizado por el pasado, por la mentalidad tercermundista y su afán de sentirse como “el patito feo de la laguna”, con pensamiento pesimista y/o realista en algunos casos, de siempre ser el maltratado por quienes pertenecen al establishment y en este caso particular no de ser “aporreados” por el papá de Henri, sino por el Transantiago.

La historia de Henri Chinaski invita a la realidad de muchos niños y, peor aún, de muchos adultos que han vivido y continúan viviendo infelices por culpa de los malos cimientos con que han sido criados: faltos de bases valóricas, deseando lo que no tuvieron, sintiéndose desafortunados y, principalmente, faltos de cariño, sin poder dejar atrás esa historia y sin poder doblegarle la mano al destino para ser felices de una vez por todas. “Algún día comenzará mi baile. Cuando llegue ese día, yo tendré algo que ellos no poseen”…Henri odió ver a sus compañeros bailando el día de la graduación (promoción 1939). “Algún día seré feliz como cualquiera de vosotros, ya lo vereis”.
Si no nos alcanza para figurar entre algún ranking mundial de transporte público como el de Francia, Reino Unido, Rusia o el "Transmilenio" de Colombia, al menos nuestro TS podría salir con uno de esos golpes de suerte como el de Henri que logra salir airoso después de tanta, pero tanta desventura. ¿Transantiago tendrá su propia versión de "La Senda del Perdedor"? Gracias a Dios que el protagonista o el realizador de esta historia no se subió a TS cuando la historia estaba llegando a termino... ya que otro final se hubiese escrito. Apostaría que Bukowski se quedó con el auto. Sí.