Tuesday, December 24, 2013

EL VIKINGO EN LA ARENA

Don Lalo, el arenógrafo de Cartagena, llama la atención por su aspecto entre profeta y Bin Laden, entre pirata y vikingo, por su altura, su barba, y por sus dibujos en la arena.


Eduardo Loyola, don Lalo, es un hombre de un metro ochenta y siete de estatura, tiene una larga barba blanca y rizada que conserva hace siete años, desde el ataque al World Trade Center y la caída de las Torres Gemelas (2001), es dueño de una mirada dulce como la que provoca la mejor copia del Viejo Pascuero y de unos vistosos zapatos negros. Cojea desde la cuarta semana de octubre, cuando cumplió cincuenta y cuatro años y los celebró yendo al Club Aéreo Santo Domingo, donde se tiró en paracaídas. No quiso ir al médico porque, según profetizó, le diría lo mismo que su otro yo cuando se miró al espejo: “Antiinflamatorio y reposo”. No fuma, no toma, no dice garabatos y es vegetariano. Su hobby es su trabajo: es arenógrafo; es decir, hace dibujos en la arena de la Playa Grande de su natal Cartagena, Litoral Central, V Región de Valparaíso. Y asegura que su oficio es único en el mundo.

Son las cuatro de la tarde del día sábado y don Lalo baja a la playa con una pala, un rastrillo, dos baldes rojos y una bolsa de mezclilla azul donde trae bolsas plásticas que contienen las tierras de colores con las que hace los dibujos. Se pone frente al mar, en el muro que pintó con cal y cemento para evitar el rebote de luz solar cuando fotografían sus dibujos, desde la característica baranda de contención roja con blanco que bordea toda la playa, por donde se asoman los adelantados veraneantes de Cartagena para tratar de adivinar de qué nuevo dibujo se trata esta vez. Don Lalo, luego de haber emparejado y humedecido el sector de siempre, saca su dibujo torpedo y comienza a delinear con un palo una cruz. Es Jesucristo crucificado visto de espalda. Don Lalo es cristiano. Mientras dibuja, se detiene a momentos, mira al público que llega y saluda a un niño, de unos diez años, que le gritó: “¡Hola, tío!”, sin tener ningún lazo sanguíneo. Al lado del dibujo principal no puede faltar un cerdo pintado; es el símbolo de la “caja”, cuya dinámica se basa en que la persona que llega a mirar el dibujo arroja monedas intentando que caigan justo dentro del plato rojo que tiene para ello. Además, espontáneamente, agregó el dibujo del empresario minero Leonardo Farkas para incentivar las colaboraciones. Llama la atención que cuando polvorea la tierra de color con sus manos, sobre el dibujo, lo hace con un énfasis particular, como quien da los retoques finales en un cuadro.

Cuando joven, durante seis años, Eduardo Loyola fue miembro de la Fuerza Aérea. Todavía muestra cierta nostalgia por el término de contrato, ya que, según dijo, fue un golpe muy duro sentir que le cortaban las alas. Por lo mismo, no quiso volver a Cartagena derrotado y vivió un año botado en las calles de Santiago. Más tarde, a los veinticinco años, entró a trabajar como guardia en Chilevisión y, también, trabajó tras cámara, haciendo de todo un poco, en Megavisión.

Desde pequeño tuvo vocación de dibujante. Su trabajo ha sido reconocido, por ejemplo, por Mario Kreutzberger, Don Francisco, quien, en 1997, lo invitó a Miami para entrevistarlo en el programa Sábado Gigante. Igualmente, tuvo diferentes apariciones en antiguos programas de televisión como Revolviéndola y Sin prejuicios de Rafael Araneda, entre otros.


Así como una visitante de Cartagena, Mary Bravo, se asoma a ver el trabajo de don Lalo y lo describe como un buen dibujante, es también un entretenido conversador, que a ratos es tímido y en otros no deja de bromear; característica que puede explotar colaborando para la sección de humor en diarios regionales como El Líder y El Proa, ambos de San Antonio.

María Antonieta, hermana de don Lalo y cuatro años menor, es poeta y también vive en el balneario de Cartagena. Sus recuerdos de niñez lo describen como un hermano protector y preocupado, que siempre fue bueno para dibujar. “Le gusta mucho leer, instruirse. Admiro su sencillez y su alegría. Es mi ídolo”, agrega su hermana orgullosa. Eduardo Loyola disfruta de los momentos en soledad. Le gusta abstraerse y encerrarse en su mundo de vez en cuando para dibujar o leer, especialmente, sobre extraterrestres. Vive sin aproblemarse, se define feliz, sólo que un poco tacaño, y sin mayores ambiciones. Otra de las cosas que disfruta es cuando se disfraza. Fe de eso puede dar la Fiesta Chile+Cultura, celebrada el 9 de noviembre, ocasión en la cual quiso ir vestido de pirata o en Navidad disfrazado de Viejo Pascuero o la última Fiesta de Halloween, cuando se vistió del terrorista islámico Osama Bin Laden. La caracterización logró tal semejanza que cuando hizo parar un taxi, el conductor no quiso detenerse tratando de constatar si la metralleta que lucía era verdadera y por si, en una situación excepcional, se trataba del millonario del terror refugiado en Cartagena.

La infancia de don Lalo estuvo llena de carencias: no tenía luz, agua, gas ni zapatos. En su memoria elucubra una ascendencia posiblemente diaguita. Su madre era lavandera y su padre ropavejero. Recuerda que cocinaban con leña, se iluminaban con velas, se entretenía haciendo figuras con sombras en la pared, y no tuvo zapatos hasta cumplir los ocho años.

De los tiempos de escuela, a diferencia de hoy, rescata que no existían divisiones de clases sociales. Tenía de compañeros a la hija del alcalde o a la hija del capitán de carabineros. Apellidos del Solar, Pérez, Peña, de la Barra y Ortúzar podían convivir sin exclusiones.

La condición de invalidez de ambos progenitores hizo que don Lalo asumiera una madurez y una responsabilidad prematura. Siempre se preocupó de sus siete hermanos, y después, especialmente, de cuidar a sus padres, aunque eso significara despreocuparse de sí mismo.



Don Eduardo es soltero y no quiso tener hijos, dice que quizás eso se deba a que su madre, en un posible afán de quererlo sólo preocupado de ella, le inculcó desde niño que las mujeres lo embaucarían. Además, él temía que sus hijos no fueran como él fue con sus padres, pues nadie le aseguraría tener la misma suerte.

Cuando sus padres murieron, con tres meses de diferencia uno del otro, en 1997, el mismo año en que viajó a Miami, todos le dijeron que ahora podría casarse, pero don Lalo no quiso más preocupaciones ni desvelos.

Pese a tener fama de solitario, el arenógrafo de Cartagena tiene la compañía de Isabel, su pareja y mejor amiga hace veinte años, desde que se conocieron en el cerro Santa Lucía. “Mi chica”, como le llama cariñosamente.

Como dato anecdótico: su hermana Esmeralda se llama así porque nació el veintiuno de mayo, se casó con un marino, y actualmente vive en la calle Arturo Prat, en Iquique. Su hermana María Antonieta es la más parecida a él; son los más artistas de la familia y, por lo tanto, los que tienen mayor cercanía. Su lugar de encuentro, fortuito o no, es la playa. Ella llega a tomar el sol frente al mar y se pone muy cerca de donde se encuentra dibujando su hermano.

A pesar de que a don Lalo le gusta escaparse, de vez en cuando, al Cajón del Maipo, tiene toda una historia que lo liga ineludiblemente a Cartagena, al litoral de artistas, pintores y poetas; ambiente que lo rodeó.

Ambiente que, sin duda, ha tenido algunas transformaciones. Según Giorgina Leal, una conocedora por años del balneario y que aún lo visita, dice que Cartagena no es lo que era antes. La historia de Cartagena fue clave para el proceso que vivió Chile durante los siglos XVI al XVIII. Pues durante ese periodo se estructuró la tenencia de tierras a manos de los conquistadores españoles. En un principio el territorio perteneció al cacique de los aborígenes changos llamado Huechúm. Pero luego, en 1542, Pedro de Valdivia otorgó el territorio como merced de tierra al marino portugués Antonio Núñez de Fonseca, acreedor del puerto de San Antonio. Desde ahí la zona pesquera desarrolló una creciente y exitosa actividad comercial. Posteriormente las tierras pasaron a manos de Diego Sánchez de Olaisa, quien se las vendió, más tarde, en 1611, al capitán Juan de Cartagena y Rodríguez.



Pese a que el sector tenía fama de peligroso por posibles arribos de piratas y corsarios, en 1770 vivían veintiséis familias en Cartagena. Ya en 1870 se transformó en zona de descanso de la aristocracia, en su mayoría familias relacionadas con el comercio, la política y las artes.

Todavía quedan rastros de las mansiones señoriales de estilo europeo, construidas con materiales importados desde Francia o Reino Unido, que se expandieron en ese tiempo. Los vestigios de legendarios castillos abandonados por sempiternos dueños fugitivos parecen negarse a sepultar el pasado aristocrático que alguna vez tuvo Cartagena. Conocidos personajes de la historia nacional como Ramón Valdivieso, José Pedro Alessandri, Pedro Aguirre Cerda, Ramón Barros Luco, Josefina Nieto de Gallardo, Adolfo Couve Rioseco, Luis Enrique Délano y Vicente García-Huidobro, entre otros, vivieron y/o vacacionaron en el balneario.

Cartagena es Monumento Nacional en categoría “zona típica” y la antigua Estación de Ferrocarriles, construida en 1920, fue declarada Monumento Histórico.

La historia de don Lalo dibujando en la Playa Grande de Cartagena también es larga; lleva treinta años. En el sector, todos lo conocen y saben que sábados y domingos, en temporada baja, y de lunes a domingo, en temporada alta, se le puede encontrar en la arena, dibujando. Si alguien le pregunta por don Lalo, por ejemplo, al taxista Luis Morales, que lo conoce hace años, puede decirle incluso dónde vive.

Eduardo Loyola no falta a la cita. Cuando faltó unos días por fracturarse el pie, producto del paracaidismo, echó de menos al público, se sintió en deuda con la gente que esperó encontrarse con un dibujo. Le gusta cumplir. Por eso retomó igual su trabajo, aunque no se ha mejorado del todo. Son las cuatro de la tarde del día domingo y llega con todos sus implementos; entre ellos, pala y rastrillo en mano para comenzar un nuevo dibujo. La gente ya comienza a asomarse y a probar su puntería arrojando las primeras monedas dentro del plato rojo. Don Lalo esboza unas líneas con facilidad, mientras mira a los que van llegando, saluda y ofrece el álbum con fotografías de sus dibujos a quienes las quieran ver. Colorea y, al cabo de unos diez minutos, la obra está terminada. “¿Me demoré poquito?”, le pregunta al público. Uno que otro respondió asintiendo con la cabeza. Es una familia: una madre, un padre, una niña y un niño andando en bicicleta con el atardecer de fondo.

-¿Ves?, dibujé lo que no tengo. Como no tengo una familia la dibujé -agregó don Lalo con cierta resignación.

El tiempo que se demora en terminar cada dibujo depende de los detalles que éste tenga. Ha dibujado tigres, faraones, el símbolo de su signo zodiacal: escorpión, imágenes orientales -sus favoritas- e imágenes conmemorativas al dieciocho de septiembre o de películas, entre otras. Cuando dibujó la geografía costera de Cartagena, por ejemplo, demoró cuatro horas en terminar.

El horario de ida del arenógrafo de la Playa Grande es relativo, pues puede fluctuar entre las ocho y las diez de la noche. Lo que no varía es que antes de irse no borra el dibujo, lo deja ahí; que las bajadas y subidas de marea lo borren por él. Toma sus cosas y se va alejando. Lejos como los versos de la canción de su tocayo Lalo Parra, Cartagena año 20:

En mi burra voy para Cartagena, donde me espera la aristocracia que pasea por el litoral. Hace un siglo ya, cuentan los abuelos, eran los tiempos, los tiempos buenos, de jolgorio, risa y amistad...



Monday, November 14, 2011

La singular protesta de “Dilei” contra el tiempo y la rutina en el GAM

A través de disímiles movimientos corporales y particulares sonidos, los bailarines de esta obra de danza contemporánea luchan por imponer entre sí su máxima expresión.

Sandra Vargas B.

Con la obra “Dilei” el bailarín y director Alejandro Cáceres pretende poner en escena una simbiosis entre el sonido, los movimientos y el tacto. Tres hombres y dos mujeres son los bailarines que a primera vista parecen desentonar con una vestimenta desigual, pero luego este detalle cobra sentido al representar la diversidad del ser humano y a su vez los relieves que pueden coexistir a veces entre la sintonía y la disparidad.

El nombre “Dilei” nace de la palabra “delay”, que corresponde a un efecto de sonido que juega con el retraso de la señal de sonido. Asimismo las influencias de este fenómeno se gestaron en otra obra que el mismo director hizo partícipe en el Chase Latino Cultural Festival en Nueva York.

A momentos cada bailarín vive en su metro cuadrado su propio mundo, sin escuchar ni ver absolutamente nada a su alrededor; no importa nada más que lo que uno mismo hace. Y de un momento a otro, todo converge, todo se une para que la relación medie entre gritos, soplidos, aplausos, miradas, saltos, corridas, encuentros, silencios, movimientos lentos y abruptos, gemidos, presiones, roces, caos, desorden y lo que parece desembocar en una especie de liberación ante lo que se establece, ante los paradigmas de la sociedad. Las sensaciones son variadas. La obra es capaz de llevar al espectador a la perturbación y luego por instantes de silencio y quietud.

Con “Dilei” nada será igual a la función anterior. Todos los movimientos nacen en un instante que no se volverá a repetir, por ende todo muta y ello da pie también para la improvisación. El espacio es ocupado provechosamente y a su vez la luz invierte visiones tenues y expuestas de sus personajes. Acá es mejor que el espectador se siente en su butaca con ninguna expectativa de ver algo parecido a lo de ayer. Sólo que se siente y sienta. Habrá muchas impresiones y una muestra de que el tiempo no es igual para todos y que cada quien puede tener su propia noción de él.

Saturday, May 14, 2011

Acá no habrá edición

•16 de mayo de 2009
Hola cabezona espero que estes bien sorry por no llamar pero tu sabes que niquiera me meto a esta caga pero ese es otro tema imaginate la hora que es y ando hueando en internet despues de siglos de no ver esta cosa espero estar mandando bien el mensaje oye guapa ojala nos podamos ver uno de estos dias pero no tan express como la otra vez un almuerzo o algo asi yo tengo fijo todos los marte tu ya sabes yapo loquilla un besito cuidate mucho TQMX
•16 de mayo de 2009
Y este milagro? Parece que me quieres un poquito que sea, jaja.
Ya pues! Yo invito eso sí. Te llamo.

Yo tb te quiero mucho pues! Primera vez q lo dices xD
•24 de julio de 2009
OYE INGRATO, HOY CUMPLÍ 24 Y NI ME SALUDASTE. EL COLMO.

RENUNCIO!!!


•24 de diciembre de 2009
Hola cabezona felices fiestas te deseo lo mejor para ti y para toda tu familia ya tu sabes como soy y eso se agradece eres la mejor de todas las personas que tengo me quieres por quien soy y me aguantas osea un hueon ingrato e inconciente y ahun asi sigues estando conmigo jijijijijijiji te quiero mucho no lo olvides ojala nos podamos ver antes de fin de años ya no te lateo mas con tantas palabras un beso grande no me olvides nunca como yo no te he olvidado besitos

•25 de diciembre de 2009
Cómo te voy a olvidar, leso. Cómo no te voy a querer. Te adoro y siempre voy a estar cateteándote porque me importas y porque te quiero mucho Un besito, amigo mío. Nos vemoooossss. Oye ¿qué vas a hacer para año nuevo? Podrías ir a la fiesta de año nuevo de la Estación Mapocho, va a estar La Noche y Américo. ¡Yo voy! Lo pasaríamos genial.
• 10 de agosto de 2010
Hola cabezona espero q estes bien no se si este mensaje es privado o no asi que cuando nos comuniquemos por celu o en persona te tendre que contar algo muy importante que me a pasado ok un besito cuidate nos vemos bye
•12 de agosto de 2010
Yo creo que ni te imaginas todo el cariño que siempre te he tenido. Y además nuestra amistad ya lleva 9 años, por lo tanto ya pasó todas las pruebas y será para siempre.

Te adoro.
•13 de agosto de 2010
Que linda como siempre en todo caso te manendre al tanto de todo el lunes tengo hora y ahi se sabe todo ok un besito y gracias por todo
•13 de agosto de 2010
TSSS pensé q ibas a poner que tb me querías algo que sea (mínimo) pero ni para eso alcanzo jajajjaa.

•15 de agosto de 2010
Que sensible como siempre pero bueno jajajajaja para que decirnos cosas que los dos sabemos de sobra pero para que no se te olvide te lo digo te quiero mucho y estoy muy agradecido por ti gracias por estar ahi siempre un besito.


Tuesday, May 11, 2010




Doctor Octavio Castillo, pionero en cirugía robótica en Chile:
“El paso que viene ahora es grabar la operación en un CD y el robot hará la operación que planifiqué la tarde anterior”

Octavio Castillo estudió en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en el extranjero, es jefe del Servicio de Urología de Clínica Indisa, lidera el único centro de robótica del país y analiza los avances de la tecnología en la Medicina.
Por Sandra Vargas B.

El reloj del pabellón quirúrgico de Clínica Indisa muestra las nueve de la mañana. El anestesista, el instrumentalista y dos ayudantes preparan los últimos detalles para la cirugía de cáncer de próstata. Los cuatro brazos del robot da Vinci deben estar cerca del paciente, listos para la operación. Entonces, el doctor Octavio Castillo comienza a dirigir los brazos del robot por intermedio de los joysticks. La cirugía robótica comenzó.

Castillo fue precursor en cirugía laparoscópica en Latinoamérica. Se inició en 1992 y ha entrenado a urólogos de todo el mundo. “Una consecuencia lógica de desarrollar aún más la cirugía laparoscópica o métodos mínimamente invasivos era traer el robot. Por lo tanto, hice un proyecto de estudio que, junto con la gerencia comercial y el director médico, lo presentamos al directorio; quienes fueron finalmente los que aprobaron la compra del robot y se trajo hace cinco meses”, dijo Castillo. La empresa fabricante Intuitive Surgical llamó da Vinci al único robot que opera en cirugías quirúrgicas por la importancia y revolucionarias creaciones del genio italiano.

El robot costó alrededor de 2 millones de dólares. Y a ello se suma la mantención del software anual de 150 mil dólares. Está compuesto de 2 partes: la consola donde se sienta el cirujano, un visor de cámara de televisión en tercera dimensión y amplificada 10 veces la visión normal que muestra el cuerpo del paciente. Además, están los joysticks que el cirujano maneja con sus manos para controlar los instrumentos que operan dentro del paciente. Y la otra parte es la torre con los cuatro brazos robóticos que tiene los instrumentos y la cámara de televisión que se proyecta en el plasma de la sala. “Con él se puede hacer todo tipo de cirugías en el mundo. Si bien fue diseñado para hacer cirugía cardiaca, las aplicaciones más grandes han sido en urología; especialmente en cáncer de próstata”, dijo Castillo.

-¿Cuánto tiempo demora una cirugía convencional en comparación a una robótica?
-Una protectomía radical con incisión demora entre dos y dos horas y media, y la cirugía robótica, en manos entrenadas, demora lo mismo. La diferencia está en que el paciente que se opera con el robot sale de la sala de operación sin dolor; se va de alta a las 36 horas, se le retira la sonda puesta en la vejiga al quinto día y puede incorporarse a la actividad normal a los diez días de operado. En cirugía abierta el paciente está hospitalizado entre cinco y siete días, la sonda se retira a las dos o tres semanas y se reintegra a su actividad normal en 45 días. Incluso con el robot te puedes demorar más, porque es una cirugía mucho más fina y delicada. Pero lo que importa es el resultado posterior.
-¿Operarse con esta tecnología resulta más caro para el paciente?
-Los costos, si uno los compara con los de cirugía abierta, son un 17 por ciento mayor. O sea, es bastante poco considerando las ventajas, porque cuando uno normalmente habla de costos piensa en cuánto cuesta operarse y punto. Pero también hay que considerar el período de recuperación y obviamente que cuando tú sumas eso, al final los costos son inferiores. Un paciente que entra a trabajar a los 10 días de operado versus un paciente que entra a trabajar a los 45 días de operado, hace que los costos de quien los asume sean importantes. Al final, el robot es más barato.

-¿Qué pasa si el robot tiene una falla técnica en medio de una operación?
-Si el robot tiene una falla técnica que no podamos solucionar -situación que no ha ocurrido- la operación se termina por vía laparoscópica. Esa es la ventaja que tenemos.

-Hoy da Vinci es un complemento para el cirujano. Sin embargo, ¿cree que en el futuro un robot pueda sustituirlo totalmente?
-Siempre he dicho que en la actividad humana la única limitación que existe es la imaginación. Pienso que el paso que viene ahora es que si tengo, por ejemplo, un paciente con un tumor de riñón, voy a tener una resonancia tridimensional que va a decirme exactamente dónde está el tumor y los vasos sanguíneos que lleva. Entonces, voy a poder poner eso en mi computador, planificar la operación en mi casa, grabarla en un CD, meterlo al robot y hará la cirugía que planifiqué la tarde anterior. Eso va a existir de aquí a unos 5 años más.

-¿Será posible que tengamos en Chile operaciones vía telecirugía en donde el cirujano no esté en la sala de operación?
-Sí. Hoy ya existe el telementoring en el extranjero. Hace dos semanas estuve en un congreso de cirugía robótica en Orlando en donde el cirujano que operaba con el robot estaba en Fort Laurderdale y el mentor estaba en Seattle. Acá también se podría hacer, la tecnología existe. La cosa es tener un satélite que lo permita.

El problema que existe hoy con la telecirugía, explicó Castillo, es que con cualquier método de envío de señal hay un retardo en la señal de milésimas de segundos. Por ende, si uno hace un movimiento aquí, allá va a llegar retardado con milésimas de segundos. “Tanto las señales por cable óptico o por satélite no viajan en forma continua; son balas de información que tienen un comienzo y un final. Eso significa que hay un retardo en la transmisión. Cuando eso se solucione, se va a poder hacer telecirugía en Chile”, dijo Castillo.

Tuesday, March 30, 2010

José Jiménez, ingeniero civil con mención en estructuras:
“La norma NCh 433 de diseño sísmico debe ser modificada”

El terremoto de la madrugada del 27 de febrero trajo consigo una serie de demandas legales debido a la construcción de edificios que no resistieron el remezón de 8,8 grados en la escala Richter. El ingeniero civil José Jiménez respondió algunas de las principales inquietudes al respecto.


Una serie de edificios ubicados en Avenida Pajaritos –Maipú- quedaron inclinados después del terremoto de febrero. Tenían cinco años de uso y habitarlos nuevamente fue imposible. Los vidrios y la estructura siguieron crujiendo incluso pasadas horas de la sacudida. El miedo de los propietarios a desmoronamientos posteriores recién comenzaba, como también los reclamos hacia la empresa constructora. “El edificio de Maipú no tiene reparación”, dijo José Jiménez, ingeniero civil de la Universidad de Chile.

“La norma NCh 433 debe ser modificada. Es deficitaria en la clasificación de los suelos y en los gráficos de diseño en cuanto a edificios más altos”. Además afirmó que la información sísmica del país pertenece a la Universidad de Chile y no está a disposición de la comunidad científica.

Dicha norma tiene que ver con el diseño sísmico y permite que los edificios se dañen “porque uno no puede calcular una estructura a todo evento. El costo sería infinito”, dijo Jiménez. Y agregó que puede darse, sobre todo en Concepción, que el sismo real fue mayor al sismo de diseño. “En ese caso no va a haber responsable. A lo mejor habrá que demandar al Estado por tener una mala norma”, dijo Jiménez.

Diferente es el caso de los edificios “Hanga Roa” o “Acapulco”, de Viña del Mar, afectados por el terremoto de 1985. Éstos fueron reparados y resistieron el sismo de febrero en buenas condiciones. “Cada estructura tiene su comportamiento propio. El sismo puede afectar en un 40 por ciento más a una edificación que a otra”, dijo Jiménez.

Así recomendó que antes de iniciar procesos legales, se contratara un laboratorio para sacar muestras de hormigón, acero o pedazos de muro, porque si se demuele la estructura se eliminan las pruebas. Por ejemplo, “El Faro” de Reñaca lo demolieron a la semana del terremoto y no se pudo probar la calidad de la construcción.

Wednesday, March 03, 2010

CHILE NO ESTÁ EN EL SUELO

En la foto Bruno Sandoval
Fotógrafo: Roberto Candia
Esta impactante fotografía de la Región del Maule tiene mucho significado, comunica demasiado. La expresión del rostro, el entorno, la bandera sucia y rota por los escombros hace que las palabras estorben. Con respecto a esto, leí un titular en un diario extranjero que me llamó la atención, decía "Chile está en el suelo" y eso es falso. Chile NO está en el suelo. Por favor no exageremos los hechos, no seamos alarmistas. La verdad es que a lo largo del país las zonas más afectadas fueron las correspondientes a VI, VII y VIII región. No agrandemos las cosas más de lo que son, Chile sufrió un terremoto 8,8 grados Richter la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010, pero Chile está de pie más que nunca. Chile ayuda y se está recuperando poco a poco.

Thursday, January 07, 2010

PELÍCULA CASABLANCA


Ficha técnica de la película Casablanca

Año: 1942.
Director: Michael Curtiz.
Guión: Murray Burnett, Howard W. Koch, Julius J. Epstein, Philip G. Epstein, Joan Alison. Basado en una obra de Burnett y Alison: Everybody comes to Rick’s.
Género: Drama.
Producción: Hal B. Wallis. Productora: Warner Bros.
Música: Max Steiner.
Fotografía: Arthur Edeson (blanco y negro).
Dirección artística: Carl Jules Weyl.
Decorados: George Kames Hopkins.
Vestuario: Orry-Kelly.
Duración: 102 minutos.

Reparto: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid, Claude Rains, Conrad Veidt, Sidney Greenstreet, Peter Lorre, S. Z. Sakall, Madeleine Le Beau, Dooley Wilson, Joy Ann Page, John Qualen, Leonid Kinskey, Helmut Dantine, Curt Bois, Marcel Dalio, Corinna Mura, Ludwig Stossel, Ilka Grunning, Charles La Torre, Frank Puglia, Dan Seymour, Oliver Blake, Gregory Gay, George Meeker, William Edmunds, Torben Meyer, Gino Corrado, George Dee, Norma Varden, Leo Mostovoy, Richard Ryen, Martin Garralaga, Olaf Hytten, Monte Blue, Michael Mark, Leon Belasco, Paul Porcasi, Hans von Twardowski, Albert Morin, Creighton Hale, Henry Rowland, Oliver Gerald, Dewey Robinson1 .

Planteamiento del análisis:
A través de este trabajo pretendo indagar en los aspectos que expliquen la estructura narrativa y la edificación de la historia de esta película. Para ello examinaré algunos elementos que favorecen la entrega del mensaje del comunicador por medio de la construcción de los argumentos como, por ejemplo, la trama argumental, las relaciones y transformaciones de los personajes, la lógica estructural y el interés dramático. Y, finalmente, manifestar si la recreación de la realidad que se muestra se hace en forma verosímil o no.

Desarrollo y fundamentación teórica:
Este año la película Casablanca cumple 68 años desde su estreno en 1942. Sin embargo, eso no es ningún impedimento para que comentarios como: “Todos saben algo de Casablanca, la hayan visto o no. ¿Quién no conoce su final subversivo, opuesto a lo que mandan las convenciones de las películas de amor? ¿Alguien ignora la melodía de El tiempo pasará, entonada por Sam a pedido de Ilsa (Ingrid Bergman) –que, dicho sea de paso, nunca dice: "Tócala de nuevo"–? ¿Existe una persona que no sepa que durante el rodaje no se conocía el final de la historia porque el guión se hacía sobre la marcha, democráticamente, con todos los escritores de Warner Bros aportando sus propios diálogos?”2 , se sigan haciendo. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene esta película que la hace inolvidable para muchos a pesar del tiempo?

Los rumores sobre el guión son bastantes. Lo evidente es que los guionistas, en este caso, fueron una pieza clave para la construcción de los argumentos de la historia. Y en la siguiente frase podríamos encontrar una explicación: “…sólo los buenos guionistas conocen los resortes para que una historia llegue a apasionar al espectador, sólo ellos saben qué estructura debe tener la narración para que el público no mire su reloj durante una proyección”3 . O en esta: “Sin estructura, no hay dirección, y se puede acabar con un escrito sin sentido, inconexo, que no lleva a ningún lado. Una película sin estructura aburre o se hace pesada, además de que deja al espectador sin entender nada”4 . La construcción de los argumentos la encontramos a través de la triple evolución; existe la trama argumental o historia completa, los personajes desarrollan historias dentro de la historia –al relacionarse entre sí-, y hay transformación de los personajes. La historia principal es la que se va desarrollando entre Ilsa y Rick (Humphrey Bogart), pero éste a su vez se relaciona con otros personajes, como Sam y el capitán Renault, por ejemplo. Una de las transformaciones de personajes la experimenta Rick, en donde pasa de negarse rotundamente a entregarle las cartas de tránsito a Ilsa y Laszlo, a más tarde ayudarlos a salir de Casablanca y dejar sus sentimientos de lado argumentando que lo más correcto era que ella estuviera con su marido. Los principios esenciales de la dramatización también se explican en la película a través de la lógica estructural que une las historias por medio del planteamiento, nudo y desenlace. En el planteamiento se presenta la historia: contexto de la Segunda Guerra Mundial, Rick es el dueño del café más concurrido de Casablanca en donde llegan, por ejemplo, en busca de algún contacto para conseguir un permiso para viajar a Lisboa y luego a América en busca de la libertad, como menciona la película. El nudo, por su parte, incorpora un desarrollo con complicaciones y obstáculos5 : podría ser el reencuentro entre Rick e Ilsa y la exigencia de las visas para irse con su marido. El desenlace, como su nombre lo indica, es donde se termina el nudo y queda resuelto el problema: Rick decide entregarles las cartas de tránsito que le habían dejado en su poder y los ayuda para que huyan de la ciudad en avión. El segundo principio esencial de la dramatización es el interés dramático, en donde, según el libro Estrategias de guión cinematográfico, es necesario que se produzca una intensidad narrativa, ya que no basta sólo con el punto anterior y ambos principios deben complementarse. “El interés apela a las emociones y al conflicto, esencia del drama, siempre condicionados por el género escogido”6 . Por lo tanto, es muy probable que el espectador deje de interesarse por lo que sucederá en el resto de la película si no hay una estrategia emocional que garantice su interés; y éste se puede lograr por medio de un triple conflicto: argumental, personal o interior y entre personas.

Por ejemplo, se da el conflicto entre Rick y el mayor alemán porque chocan sus intereses. El mayor alemán intenta llamar por teléfono a la torre de control para impedir que Ilsa y Laszlo se vayan en el avión, pero Rick le advierte que no lo haga y él insiste, entonces ambos sacan una pistola pero sólo Rick logra dispararle. O el conflicto interior en la escena en que Rick bebe de noche en el bar y llega Sam a preguntarle si se irá a acostar y le responde que no, que está esperando a una señorita. Minutos después golpea la mesa con su mano empuñada y dice: “De todos los cafés en todo el mundo, ¡ella entra al mío!”. Queda demostrado que Rick estaba luchando consigo mismo, con el dolor del antiguo amor. Luego le dice a Sam que toque la canción As time goes by mientras él recuerda -a través de flashback- sus días con Ilsa en París.

Otro factor importante es “cuando cantan ‘La Marsellesa’ (una de las escenas más trabajadas desde el punto de vista del montaje) contra la canción militar nazi se rompe ese mutismo y su silencio y acaban cantando todos: Las actitudes van cambiando, de la sorpresa inicial y el temor hasta cantar todos incluso la chica que se había ido con un alemán rompe a llorar y entona emocionada el himno de su país, al igual que los gendarmes”7 .

Siguiendo con el interés dramático, para mí el momento de mayor tensión fue cuando el mayor alemán intentó dar aviso de la huida de Laszlo y segundos después sacó un arma. Posteriormente, cuando Rick lo mata se produce el clímax de la película. Ahora, la lógica y el interés de los argumentos también juegan un papel importante a la hora de la verosimilitud de la historia en el espectador, y en la película se muestran favorablemente. Al respecto se dijo: “Los actores son una parte fundamental en la caracterización y realismo de los personajes, la mayoría de ellos son centroeuropeos y así se consigue una gran variedad de acentos de la lengua inglesa, con lo que se consigue dotar de más credibilidad al film”8 . Como vemos, los elementos que juegan a favor de la emocionalidad y verosimilitud no sólo se apoyan en el guión, es decir, en lo que se cuenta, sino también en cómo y qué elementos se usan para transmitir la historia. Por ejemplo otro de los aspectos rescatables de la película es lo que menciona Sergi Grau: “Atendamos a la gestión de los tonos en Casablanca: cómo transitamos una y otra vez del aliento canalla del vaudeville al fuelle romántico más exacerbado, de la ironía y la causticidad a los límites de sentimientos bigger than life: nos basta el sentido de un encuadre para mostrar un estado de ánimo, nos basta la graduación de la luz para sumergirnos en el misterio, nos bastan dos rápidos flash-back para articular la emoción de la ensoñación, nos basta un gesto o un objeto –una copa que se rompe- para adentrarnos en el terreno hostil del miedo y la desazón…”9 .

Por su parte, Umberto Eco, experto en semiótica, planteó Casablanca como un “objeto arquetípico porque desborda de arquetipos hasta alcanzar una profundidad homérica”. Y agregó que la fascinación que ejerce este film sobre nosotros tiene que ver con la constante resonancia de elementos míticos y ancestrales en su trama como son el talismán (los visados), las palabras mágicas (“As time goes by”), la máquina voladora para huir (el avión), el pícaro (Renault), el héroe en el exilio (Rick) y la tierra prometida (América)10 .


Conclusión:
El hecho de que Casablanca obtuviera tres premios Oscar a mejor película, mejor director y mejor guión adaptado11 no debiera asombrar mucho. Me parece que la película, entre otras cosas, presenta una buena estructura narrativa y que la construcción de argumentos se pueden sustentar fácilmente a lo largo de la historia. La trama argumental no sólo está condicionada por un conflicto de guerra, sino que también por una relación amorosa entre medio y además por las diferentes relaciones entre personajes que, a su vez, forman otras pequeñas historias dentro de ésta. Por lo tanto, hay una buena estrategia dramática detrás e interesante. Además la contribución colectiva en su guión actuó positivamente. Su estructura lógica permite que el espectador permanezca atento a cómo se va desarrollando la película, y además se alimenta complementariamente con el interés dramático; cuyo principal elemento lo entrega la emocionalidad en la historia a través del odio, el amor, el peligro, el suspenso, la amistad, la sorpresa, el patriotismo, el cinismo, los sentimientos encontrados, etcétera. Por lo mismo creo que la película está bien lograda y no permite ser encasillada en la categoría de una simple historia de amor, porque son muchas las sensaciones que permite experimentar al espectador. Tal vez por esa misma transmisión de sentimientos es que permite que la historia pueda ser percibida como creíble, y eso la hace dueña de un valor agregado en la construcción de sus argumentos como pocas lo tienen.

Thursday, August 06, 2009

EL MOLDE SOCIAL

Toda sociedad necesita evolucionar conforme a los parámetros culturales de un determinado tiempo; por ende, sociedad puede considerarse sinónimo de profundos cambios culturales, económicos, políticos, etc. En esta línea, lo alarmante comienza cuando los cambios son influenciados por factores tan determinantes en el desarrollo de las sociedades como, por ejemplo, la globalización; más teniendo en cuenta que no interviene sólo en el ámbito económico sino que en todo lo que tiene que ver con la actividad humana. Es entonces cuando el cambio se hace preocupante, cuando viene acompañado de nuevas estructuras que se mezclan con las tradiciones antiguas modificando las normas y los valores existentes en la sociedad. El hecho de que nuestras formas de vida estén sujetas y/o dependan de un modelo económico imperante en el momento no deja de ser inquietante, pues las formas de vida no se pueden sustentar en algo que cambie constantemente, en algo que no ofrezca estabilidad, porque entonces nuestra forma de vida, hasta nuestra propia identidad, no tendría asidero; no se podría cimentar. A modo de ejemplo, si antes la sociedad medía el éxito en función de la pasión y el amor, ahora lo hace por medio del rendimiento, de la productividad, utilidad; y ello sería producto de la aceleración de la modernización[1].

Entonces, ¿cuáles son los cambios que caracterizarían a nuestra sociedad chilena? Según Salvat, la sociedad chilena ha vivido una transformación cultural profunda desde los cimientos sobre los cuales se constituyen los sujetos sociales. Por consiguiente, el hoy, producto de vivir en una sociedad de consumo, cambiaría el cimiento básico donde se construían los cimientos sociales por los del trabajo. Es decir, viviríamos en una sociedad de consumo versus una sociedad del trabajo, haciéndose inevitable que se produzca una tensión en la mantención de la ética del trabajo. Pero los cambios que aprecia Salvat no son claros, pues dice que hay cierta ambivalencia que se refleja en el plano valórico/normativo de la sociedad. Por ejemplo, las modificaciones a nivel país no son percibidas necesariamente como signos de modernidad. Chile no sería un país moderno ni tampoco uno poco moderno, no sería conservador ni liberal, sino una mezcla de ambos producto de una transición. Al igual que aprecia matices entre autodefinirnos como solidarios e individualistas, racistas o tolerantes[2]. Asimismo, imperaría en la colectividad la creencia de que sólo soy sujeto cuando trabajo y abandono la jerarquía familiar. Pero la sociedad de consumo es muy efímera, volátil y frágil; y los sujetos no alcanzan a constituir su identidad. No pueden ser sujeto del cambio social, pues la identidad cambia dependiendo del consumo; construcción de acuerdo a agentes externos que no dependen de ellos mismos.

Salvat también dice que el cambio no está constituido, no hay certeza específica, pero sí reconoce el cambio. Ello lo sustenta a través de 4 aristas, y son que: 1) Chile vive tensión entre ser liberal y ser conservador. 2) La auto-percepción de los chilenos sobre ellos mismos permitiría concienciarnos cada vez más de que hemos perdido nuestra capacidad para defender nuestros derechos, y si no los tenemos es porque no tenemos la convicción para exigirlos. Todavía hay resistencia frente al que es distinto, pues nos consideraríamos tolerantes, pero en la praxis no lo somos; se valora la libertad de conciencia, sin embargo somos reacios al conflicto; queremos libertad pero le tenemos tensión a que la gente discuta, como si el debate fuera negativo o poco constructivo. 3) Modernización en instituciones socio-económicas, pero habría instituciones político-jurídicas conservadoras. Es decir, discurso liberal pero imaginario conservador. Por otra parte, hoy ya no existiría la solidaridad, y eso no permite el capital social, porque hoy somos mucho más individualistas, con sólo decir que el consumo se expresa como demostración de éxito nos queda más que claro el panorama. Y la libertad se lee en clave utilitarista y pragmática; es decir, se acepta la libertad en la medida en que sirva, si no se deja de lado. 4) Ahora el éxito, el prestigio, se mide en función del rendimiento, de la productividad, en cambio, antes lo que nos motivaba eran conceptos como la pasión y el amor. Asimismo, el neoliberalismo actúa como modificador paulatino del paisaje moral dentro de la sociedad.

El debate que ambos autores permiten formar es hasta qué punto deberíamos aceptar un cambio que se basa sobre una sociedad de consumo versus una sociedad del trabajo. Max Colodro, a diferencia de Salvat, dice que este cambio cultural estaría aceptado en un 100%. Sin embargo, “La cultura, en su sentido amplio se manifiesta como una dimensión todavía inexplorada en la observación del fenómeno político”[3]. Cambio cultural que Colodro describe como caja negra a través de la cual tendríamos que obtener los materiales para hacerla luminosa y encontrar respuestas al proceso político chileno. También pregunta sobre “El Chile de los ’90: ¿goce o malestar en la cultura?” producto de “la creciente incidencia del ethos transnacional emergente, marcado por una fuerte masificación de las lógicas de consumo y por una extensión del alcance social de los medios de comunicación”[4], que también tiene influencia en el actuar del ser humano.

Por otro lado, Salvat plantea que la década de los 90 sería producto de la dictadura, sin embargo, Colodro dice que no es sólo herencia de la dictadura, que sería un producto nuevo que se va configurando según la característica de ser profundamente cosmopolita; explicitándolo a través de que la cultura está cada vez más segmentada producto de la transformación del sujeto que consume. Por ejemplo, la televisión hoy es mucho más específica, busca un público con cierto target, cosa de que tengan una mayor efectividad en cumplir el objetivo deseado, al mismo tiempo, el televidente se deja influenciar por lo que se muestra.

Por otro lado, el sujeto que consume lo antinacional dibujaría cierta idea de nación cada vez más cosmopolita, y la cultura de los 90 -incluso la de hoy- se caracteriza por ser muy mediática, instantánea, por ende el hecho de que se disuelva fácilmente es inevitable; y eso es lo peligroso porque provoca que las identidades sean evanescentes; que no sean sustentables. Y si las identidades no son duraderas no se puede realizar un cambio importante. Es por esto que Colodro nos habla del ethos aspiracional porque a través del consumo se obtendría la identidad y nefastamente condenaría a vivir en un permanente malestar a los que no pueden consumir, a los que se dejan llevar por falsos ideales para construir su propia identidad, y es así como “El consumo parece ser el bálsamo dulce que diluye todas nuestras miserias pasadas y el mall pasa a ocupar el lugar del espacio público por excelencia”[5]. Colodro, sobre todo, me recordó que hay que estar muy atentos a los cambios que elementos como el neoliberalismo, la globalización, el consumo o los propios medios de comunicación pueden provocar, porque podrán cambiar nuestras formas de vida -ojalá para bien- pero cuando irrumpen en las configuraciones dentro del paisaje moral, como dice Salvat, debemos preocuparnos por si ese cambio también modificó las bases en donde se cimentaban nuestros propios valores. Por si en este país lleno de contrastes hemos construido de mala forma una identidad a través de los objetos.

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[1] SALVAT P., De las modificaciones en el paisaje moral de la sociedad chilena: ¿transición hacia un nuevo imaginario normativo?, p. 268.
[2] Íbid, p. 269.
[3] COLODRO M., Cultura y cambio político en Chile. La caja negra de los ‘90, p. 275.
[4] Íbid, p. 276.
[5] Ídid, p. 278.


Wednesday, July 22, 2009

"Instantes"

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.


Algo más aquí.

Saturday, June 27, 2009

A propósito de la famosa foto

Señor Director:
No me gustó la foto de los periodistas "achoclonados" en torno a Barack Obama y Michelle Bachelet. No me gustó, pero creo que cedieron a una tentación irresistible, y por lo tanto -como otros colegas- no creo que sea tema para un tribunal de ética ni mucho menos. Pero me preocupa.
Me preocupa porque no advierto la necesaria separación entre lo personal y lo profesional, entre el periodista -que nunca debe ser noticia, como creíamos los antiguos- y su trabajo. ¿Por qué? Porque erosiona la base de la credibilidad: ¿Cómo voy a criticar mañana a "este negrito simpático"? ¿Cómo demuestro que soy objetivo en mi trabajo si voy por el mundo de abrazos con los personajes a los cuales debo reportear? Al revés, si Obama hubiera dejado que sus guardaespaldas -como ha ocurrido desafortunadamente en Chile más de una vez- hicieran a un lado a los reporteros, llegando incluso a golpearlos, ¿deberían ellos enojarse y no informar de sus actividades?
El periodismo no depende de mis gustos. No depende de mis simpatías. No depende de cómo me traten.
Necesito independencia. Necesito ser creíble. Necesito, como reitera el Código de Ética del Colegio de Periodistas de Chile, separar información de opinión. Tampoco debo juntar información con publicidad, porque no me gusta que los periodistas "pasen" avisos encubiertos o no.
No me gusta que los periodistas sean tan amigos de sus entrevistados, que se pierda la necesaria distancia entre la fuente y el medio.
No me gusta que muchas personas, especialmente autoridades, empresarios, dirigentes deportivos o promotores de espectáculos, crean que la mejor manera de tener a raya a los periodistas es mediante costosos regalos.
No me gusta que los periodistas se "saquen" los partes ni compartan festejos con quienes deben hacer cumplir la ley.
Lo entiendo: somos humanos. Pero no me gusta.
Abraham Santibáñez
Periodista, profesor de Ética Periodística
Cartas al Director de El Mercurio. Sábado 27 de junio de 2009
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Lo que dijo Patricio Navia al respecto, aquí.

Saturday, May 16, 2009

SUR DE CHILE II


Cucao







Transbordador hacia Castro





Castro





Petrohué



Lago Todos los Santos, y volcán Osorno


Sunday, April 05, 2009

UN MAESTRO DE LA SOSPECHA

Friedrich Nietzsche (1844-1900), en “La gaya scienza” y selección de textos, también nos invita a concienciar sobre la importancia del pensamiento crítico para la afirmación de la vida; y para ello propone una transvaloración de todos los valores reinantes. Por eso dice que su verdad es terrible: pues hasta ahora a la mentira se la ha venido llamando verdad. Cuestiona el hecho de que en la sociedad, caracterizada por estar envuelta en el pensamiento calculador del proceso de la modernización, nadie se atreva a preguntar sobre lo que nadie pregunta. Es decir, todos acatan lo que se nos impone sin cuestionar si ello estará bien o mal, sólo obedecemos como meros súbditos. Por ende, cabe preguntarse si ¿lo bueno es bueno? ¿Lo malo es malo? Quizás, ¿la forma de entender la vida es una forma de empobrecerla?

Nietzsche propone una valorización distinta, que vaya más allá de lo que se tiene establecido por bien y por mal, al trasfondo de las cosas, a una nueva visión de la vida. Asimismo, los valores estarían en el campo de la moral y habría que preguntarse si los valores que nos animan son los adecuados. Todo esto, según Nietzsche, debiese ser una tarea a realizar indefectiblemente y, sobre todo, garantizada. Es así como llega a plantear que los valores están construidos sobre falsos dioses materializados en falsos fundamentos. Eso se podría ver a través de lo enseñado como valores supremos, ya que no serían más que valores de décadence, que han hecho que la moral impuesta nos obligue a renunciar a nosotros mismos, a nuestra naturaleza, a los deseos y a la esencia; pues los valores tomados a considerar nos han reprimido como personas. Por esto es que hace un llamado a arriesgarse, pues piensa que falta la capacidad de afectación, al pathos, a la disposición a la vida, a recibir, a dejarse tocar y golpear, tratando de reconocer lo que es vivir, y no, simplemente, dejarse llevar en la sobrevivencia sino que debemos estar dispuestos a la exposición a la vida, al riesgo. Por lo tanto, si Kant nos dice: “¡Atrévete a saber o pensar!”, Nietzsche nos dice: “¡Atrévete a vivir!”. La grandeza de los espíritus fuertes estaría en que ellos sí se atreven a vivir, se arriesgan y sienten. En cambio, la decadencia la encarnan los espíritus débiles y cobardes que se esconden bajo el pensamiento calculador y quieren seguridad a través de simplificar la vida, lo que se transforma en la atenuación de la experiencia de la vida, en excluir la complejidad, en ocultar la vida y eso hace que no se viva como se debiese, y, por lo tanto, no se deja ser completamente. Mucha influencia en eso tendría el hecho de estar demasiado delimitado por la sociedad el concepto de lo bueno y lo malo, como, por ejemplo, lo que encarna el espíritu dionisiaco y lo apolíneo. El primero estaría asociado a lo que encarna al vino, las fiestas, el cuerpo, el baile, el juego, la emoción, al impulso del eros; es decir, a la energía afirmativa, a disponerte. En cambio, lo apolíneo se asocia al orden, a la medida, al principio de seguridad, al logos: la razón, el control y la organización.

Por otro lado, el autor de “Así habló Zaratustra” dice que lo que lo separa del resto de la humanidad –o sea, de cuestionarse aspectos que los demás pasan por alto- es haber descubierto la moral cristiana: “Por eso necesitaba yo una palabra que tuviese el sentido de un reto lanzado a todos. No haber abierto los ojos antes en este asunto representa para mí la más grande suciedad que la humanidad tiene sobre la conciencia, un engaño convertido en instinto, una voluntad de no ver, por principio, ningún acontecimiento, ninguna casualidad…”. Por esta razón es que el cristianismo estaría empapado de platonismo. Y por eso sería tan nefasto para la vida de un hombre, que debiese ser bajo plena libertad y autonomía, se le imponga un desprecio a lo corporal y a culpabilizar el placer, el espíritu dionisiaco. El hombre es un cuerpo, por ende, no se puede demonizar el proceso de reproducción del hombre; y la sociedad lo que ha hecho es disciplinar el principio del placer, el deseo sexual, el principio de la realidad; reprimir para el cumplimiento del placer. “Yo llamo corrompido a un animal, a una especie, a un individuo cuando pierde sus instintos, cuando elige, cuando prefiere lo que a él le es perjudicial”. El proceso civilizatorio inhibe la experimentación, que el sujeto considere que él mismo es un experimento, que no se atreva a vivir. Por lo mismo, el mejor prototipo humano para Nietzsche es el artista, el creador, el que expone la experiencia de la vida, ya que el resto de los hombres estarían en otra parte, en un tránsito creyendo que el sentido de vivir tendría un significado ulterior, sin embargo, el sentido de la vida es estar aquí. Así, lo invisible es lo valorado y lo despreciable es lo visible; el cuerpo, esta vida, y no hay pruebas de aquello que se me pide que se valore, ya que se aprecia una suerte de contradicción en valorar las restricciones y no el dejarnos ser. Pero esa contradicción que vive el hombre, dice Nietzsche, tarde o temprano va a estallar. Porque todo lo valorado tomará una significación opuesta y entonces nos daremos cuenta de que Dios ha muerto y que nosotros lo hemos matado; su declive lo anuncia la organización religiosa de la sociedad. “Lo que cuento es la historia de los dos próximos siglos. Describe lo que sucederá, lo que no podrá suceder de otra manera: la llegada del nihilismo”. La conciencia de un despilfarro de fuerzas, en donde los verdaderos valores son desechados por nosotros mismos y el medir el valor del mundo por categorías de un mundo ficticio sería la causa del nihilismo.

Por consiguiente, el súper hombre para Nietzsche es el hombre nuevo que reconoce que Dios ha muerto; el que decide vivir con sentido, tomar responsabilidad de que mí depende el sentido de la vida, hacerse cargo de ella y de uno mismo. Si no entendemos eso, difícilmente podremos dejar de ser sobrevivientes y menos recuperar la autonomía individual ni alcanzar un ethos social con más altura de miras, basado en la razón, el sentido y en el pensamiento reflexivo.