Tuesday, July 29, 2008

"ADIÓS A LAS ARMAS"

Como hace alusión el propio título, "Adiós a las armas", este relato de Ernest Hemingway, está situado en un contexto bélico, específicamente en el comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914). Por ende, establecer una relación con la muerte se hace ineludible. Pero antes, resulta interesante hacer el paralelismo entre la biografía del mismo autor y la historia en sí, ya que hace palmario el alto contenido autobiográfico de Hemingway a lo largo de todo el libro. Asimismo, logra proyectar una serie de experiencias en el personaje de Frederic Henry; quien pertenece al ejército italiano (pero es norteamericano), es activo voluntario de la Cruz Roja y, desde el principio, parece ser un tipo desalmado por algunas actitudes que tiene hacia Catherine: mostrándose un hombre frío y calculador al no sentir reales sentimientos por ella o cuando mató a sangre fría a un teniente de Carabineros por no obedecer la simple orden de cortar unas ramas; acto en que también se hizo partícipe su compañero Bonello. Por tanto, mi percepción frente a la muerte es que cuando hablamos de muerte no podemos referirnos sólo a la abrupta muerte física, sino que también se da el caso de una lenta muerte a través de acciones que pueden ir menoscabando los sentimientos y vulnerar o insegurizar a alguien, como es el caso de Catherine, quien se preguntaba constantemente si Frederic la quería.

La muerte hizo escarmiento en Frederic cuando muere Aymo, uno de sus compañeros, a raíz de una confusión de los mismos italianos quienes lo vieron como enemigo y le dieron un tiro en el ojo. Ese fue un momento que marcó a Frederic, porque lo hizo reflexionar, verse vulnerado y víctima de una gran pérdida. Y entonces comprendió que no era una pérdida pasajera, sino que esta vez sería irremediable. Así, por obra propia y como buen gesto, Frederic se compromete a escribirle a la familia de su compañero.

La relación que yo creo tener con la muerte no deja de ser de respeto y a lo largo de la narración se hizo más visible, porque me recuerda que puede llegar en cualquier momento; perder lazos afectivos, la palabra y la persona en cuerpo y alma. Eso quizá fue la gota que rebalsó el vaso e hizo replantearse a Frederic; no querer sentirse más solo, amar a Catherine y partir juntos a Suiza: escapando de las adversidades que podían haberlos seguido torturando cerca de los italianos. La feliz vida que ambos pudieron alcanzar en ese momento se vio truncada por una serie de complicaciones que tuvo Catherine durante su embarazo que finalmente hicieron terminar con la vida de ambos.

Jugando con la interpretación, a mi juicio, creo que Frederic parece haber tenido asumido previamente el final. De cierta forma lo predijo. Quizá eso explica su fría reacción frente a una pérdida tan valiosa… y contrastándolo con su biografía me parece que el mismo autor da una muerte ficticia a la mujer que lo abandonó por otro hombre. Me parece que hizo uso del beneficio que brinda la literatura de escribir una historia basada en la realidad y agregar un final propio, a su antojo, que pueda ayudar, en cierta medida, a solucionar conflictos internos. Darle una muerte ficticia a la mujer que lo acompañó gran parte de su vida fue el intento de querer suprimirla para siempre, incluso de esos recuerdos más intrínsecos. Factible o no, al menos, lo intentó.

8 comments:

  1. Ni siquiera aquellos que tenemos posicionado en lo más alto escapan al primitivismo que nos caracteriza como animales que seguimos siendo.

    Por esa razón el gran Hemingway encontró en la escritura ese arma con la que intentó quitarse de encima a la que en otras ocasiones le robó el sueño. Con el paso del tiempo se había convertido en su fantasma.

    Saludos.

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  2. Un saludo Sandra.

    Un gran novela la que vos reseñas, algunos críticos ven a Hemingway como un escritor simple en el uso del lenguaje, sin mebargo con las reelecturas y la madurez que uno va adquiriendo podrá ver que el verdadero poder de Ernest se halla en las metáforas internas en sus historias, Hemingway por un lado, Faulkner por otro, se ha dicho, amén. Un saludo.

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  3. Hola Sandra,

    Creo que te gustaría mucho "París no se acaba nunca" de Vila-Matas.

    Beso pincelado

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  4. Hemingway fue un sabueso de guerra que arrastró a más de un incauto a través de su correa. Las olfateó, las decoró, excavó en ellas un poco e introdujo a sus selectos y atormentados amos (los personajes) a situaciones extremas y conflictivas. No dejemos de pensar que Hemingway fue un bravucón que le encantaba alardear de todo, menos de cómo hacía para escribir. Lo cual, a mi juicio, lo hacía bastante bien.

    Te leo y no dejo de acordarme de Por Quién Doblan las Campanas, donde el escenario ya no es la I Guerra Mundial, sino la Guerra Civil Española, que al igual que otros escritores, como Orwell, tuvieron su espacio de espectador. La diferencia fue que este último no se conformó con la pluma y la cambió por un fusil. Pero bueno, nada de esto le resta merito a la obra de ninguno de los dos.

    Saludos y cuídate mucho.

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  5. Es un sitio muy interesante me gustaria conocer mas de tus trabajos.

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  6. Me parece un relato muy interesante, me gustaria saber si hay mas obras de este escritor tan talentoso.

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  7. Sin lugar a dudas un relato sorprendente, nos transporta a otro mundo, a un lugar maravilloso.

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